Al otro día de la marcha del 26 de enero, un grupo de las convocantes se reunieron en una casa en Sayago y eligieron el nombre del colectivo: Plenario de Mujeres del Uruguay. En las primeras reuniones confluían grupos de vecinas, trabajadoras, familiares de personas presas políticas y amas de casa, mujeres de los sectores populares y mujeres profesionales. Al principio estaban divididas en unos 20 grupos barriales, para no llamar la atención de las autoridades militares. Su apuesta fue colectiva: levantar una organización autónoma de mujeres, con raíces en los territorios y la fuerza para sostener luchas a largo plazo. Gracias a su compromiso, Plemuu se consolidó como una voz clave del feminismo en Uruguay.